Como cada 5 de mayo, se conmemora en muchos países el día por la Enfermedad Celiaca. Una jornada para informar y concientizar sobre la patología y esta vez, cobra importancia el precisar las indicaciones preventivas en el contexto de la pandemia. Si bien a la fecha no se ha descrito que la Enfermedad Celiaca aumente el riesgo de contagio ni la gravedad al adquirir el virus responsable de COVID-19, académicos de la Pontificia Universidad Católica junto a la Fundación de Intolerancia al Gluten-CONVIVIR, señalan que el único tratamiento de la Enfermedad Celiaca es la dieta libre de gluten, y que mantenerla estrictamente permitiría mejorar la respuesta inmune intestinal frente a un eventual contagio por este virus.
La Enfermedad Celiaca es una patología sistémica autoinmune, caracterizada por la inflamación crónica y la atrofia de la mucosa del intestino delgado por ingesta de gluten en personas genéticamente susceptibles. Se estima que afecta entre el 0.3% y el 0.6% de la población chilena, con un predominio en el sexo femenino.
El Dr. Alberto Espino, Profesor Asistente del Departamento de Gastroenterología de la Pontificia Universidad Católica, y miembro de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, enfatizó que los pacientes celiacos durante la pandemia COVID-19 deben mantener una estricta adherencia de dieta libre de gluten, junto con el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias de lavado de manos, uso de mascarilla y distanciamiento social. Añade que: “Hasta el momento no existe evidencia de mayores riesgos de contagio o mayor gravedad de COVID-19 en pacientes con Enfermedad Celiaca. Los factores de riesgo descritos para desarrollar gravemente COVID-19 son edad mayor a 65 años, tener comorbilidades crónicas como hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo, enfermedad pulmonar y enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, los celíacos con estos factores de riesgo, deben ser rigurosos con las medidas de prevención y distanciamiento social”.
Actualmente se recopilan datos en un registro internacional de pacientes adultos y pediátricos celiacos diagnosticados con COVID-19 llamado Surveillance Epidemiology of Coronavirus Under Research Exclusion (SECURE-Celiac). Además, en el futuro será importante determinar si la incidencia de Enfermedad Celiaca aumenta por efecto de la pandemia COVID-19, tal como se ha hipotetizado en otras infecciones.
Las principales organizaciones y fundaciones internacionales de Enfermedad Celiaca junto con sus asesores de expertos, afirman que los pacientes diagnosticados -en general- no deben ser considerados inmunodeprimidos. Sin embargo, una pequeña proporción de pacientes celiacos que presenten algunas de las siguientes condiciones como: desnutrición severa, pérdida de peso, complicación de la Enfermedad Celiaca refractaria tipo 2, usuarios de medicamentos inmunosupresores o con otras enfermedades graves, podrían eventualmente tener un mayor riesgo de enfermedad grave por COVID-19.
El doctor Espino agrega que un subgrupo de celíacos presenta riesgo levemente aumentado de contraer infecciones con otros virus, como el virus influenza y el herpes zoster, o de desarrollar neumonía por neumococo. Esto asociado a factores como deficiencia de la función del bazo, desnutrición o déficit de vitamina D, alteraciones en la permeabilidad de la mucosa intestinal, y cambios en la composición, diversidad y/o función de la microbiota intestinal. “Todos estos factores podrían agravarse cuando los pacientes no se adhieren de forma estricta a la dieta sin gluten y no han tenido un adecuado control médico y nutricional”, puntualiza el facultativo.
Frente a este panorama, se recomienda la vacunación de la población de riesgo contra las infecciones habituales en invierno tales como la influenza y las bacterias productoras de neumonía, como el neumococo, ya que su aplicación reduciría la posibilidad de sufrir varias infecciones en forma simultánea. La Enfermedad Celiaca por ser de carácter autoinmune se encuentra dentro del grupo de riesgo al que se recomienda la vacunación según la campaña Influenza MINSAL 2020. En este sentido, Helga Santibañez, coordinadora de Fundación de Intolerancia al Gluten – CONVIVIR, señala que la vacunación a los pacientes con Enfermedad Celiaca debería priorizarse especialmente en los grupos de riesgo tales como, mayores de 65 años, embarazadas, niños y niñas desde los 6 meses hasta 5to básico y personas con otras patologías crónicas.
Para Alejandra Parada, académica de la carrera de Nutrición y del Departamento de Nutrición de la Pontificia Universidad Católica, miembra de la Asociación Chilena de Nutrición Clínica, Obesidad y Metabolismo, ante esta pandemia el único tratamiento de la Enfermedad Celiaca es la dieta libre de gluten, dado que mejora la respuesta inmune intestinal. “La adherencia rigurosa y estricta al tratamiento en tiempos de COVID-19, asegura a los enfermos celiacos, estar mejor preparados para esta pandemia y no presentar mayores riesgos de gravedad de COVID-19, en comparación al resto de la población, salvo que presente factores de riesgo bien establecidos como: edad mayor a 65 años, hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo, enfermedad pulmonar y enfermedad cardiovascular”.
La especialista insiste en no realizar transgresiones alimentarias, ya que la salud se podría ver afectada, además de la dificultad de asistir a consultas médicas o urgencias, situación en la que aconseja la telemedicina.
ALGUNAS RECOMENDACIONES GENERALES
• Aliméntese de forma adecuada para prevenir déficit o excesos nutricionales, en especial en este periodo de ansiedad y disminución de actividad física, que favorece la ganancia de peso.
• Adecúe una rutina de ejercicios consistente el tiempo dentro de su casa.
• Siempre lave sus manos con agua y jabón (al menos 20 segundos) antes de: preparar y consumir alimentos, después de manipular o preparar alimentos crudos, residuos y haber realizado las tareas de limpieza, al sonarse la nariz, estornudar o toser, después de usar el baño, después de comer, beber y/o fumar y manipular dinero.
• Limpie o desinfecte sus áreas de trabajo (mesones) y utensilios antes y al terminar el trabajo.
• Cuando salga a comprar alimentos evite ir acompañado, use adecuadamente mascarilla, mantenga y respete distancia con otros compradores y con el vendedor.
• Evite saludar de mano y el contacto físico, mantenga la distancia social hasta que las autoridades sanitarias lo recomienden.
• Evite compras innecesarias y en grandes cantidades, el sobreabastecimiento aumenta los desperdicios de alimentos y perjudica a otras personas.
• Al comprar alimentos y llegar a su casa lave sus manos con agua y jabón y limpie los envases de los alimentos con desinfectantes (solución clorada o un paño con clorogel). Guarde y almacene los alimentos sin gluten de forma separada y bien identificada.
• Lave las frutas y verduras con solución de cloro (1 cucharada sopera de cloro líquido para un litro de agua fría).
• Lave y desinfecte las bolsas reutilizables o del supermercado, con desinfectante.
• Vuelva a lavar sus manos con agua y jabón, luego de desempacar los alimentos.
• Para que las frutas y verduras duren más tiempo, puede guardar en trozos pequeños, dentro de bolsas en el congelador.
• Prefiera alimentos no perecibles sin gluten y aquellos que de forma natural no contienen esta proteína como legumbres, arroz, quínoa, frutos secos (maní, nueces, almendras), carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, entre otros. Los alimentos procesados libres de gluten tienen una menor calidad nutricional frente a sus similares con gluten.
• Evite la contaminación cruzada (o contacto directo) con gluten. Prepare primero sus alimentos. No comparta bombilla, vasos o cubiertos con otra persona.
• El pan sin gluten puede congelarse para que dure más tiempo. Por el contrario, puede comprar premezclas y/o harinas sin gluten para hacer su propio pan u otras preparaciones.
• Si queda comida preparada se recomienda congelarla identificando qué preparación es y la fecha de elaboración.
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