Historias DiarioSur
Por Pablo Santiesteban , 10 de abril de 2021

El poético paso de Gabriela Mistral por Puerto Montt, Osorno y Valdivia

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Gabriela Mistral junto a alumnas del Liceo de Niñas de Osorno. (Foto de Biblioteca Nacional Digital de Chile).
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[#HistoriasDiarioSur] En 1918 conoció a la ciudad puerto, pero fue en su regreso de 1938 donde se llenó de inspiración ante el paisaje sureño de las tres ciudades. El sur lo transformó en poemas.

El pasado 7 de abril se cumplieron 132 años del natalicio de Lucila Godoy Alcayaga, quien pasó a la posteridad como la poetisa Gabriela Mistral, la primera latinoamericana en ganar un premio Nobel de Literatura en 1945.

Gabriela Mistral siempre tuvo un espíritu nómade y es conocida su presencia laboral en el sur de Chile donde fue profesora en Punta Arenas 1918 y Temuco en 1920. Ese gusto por los viajes y su rotundo éxito internacional la hizo vivir en México, Brasil, Europa y Estados Unidos y ser requerida por muchos países y valorada y admirada por su intensa poesía, a veces sencilla, pero también desgarradora y vivencial. 

Gabriela Mistral tuvo un paso importante por las principales ciudades del sur Puerto Montt, Osorno y Valdivia cuando ya era una consagrada poetisa. La primera ciudad que conoció fue Puerto Montt en el verano de 1918, durante un breve paso de su viaje a Punta Arenas, pero 20 años después, en mayo de 1938, volvió a visitar dicha ciudad, se maravilló de Osorno donde tuvo muchos encuentros y disfrutó de Valdivia donde se alojó una semana completa en el antiguo Hotel Schuster.

Es importante destacar las visitas de Gabriela Mistral a estas tres ciudades, pues la inspiraron para crear nuevos poemas como relataremos más tarde.

PUERTO MONTT, 1918

El 8 de febrero de 1918 Lucila Godoy zarpa desde Valparaíso hacia la región de Magallanes en el vapor “Chiloé”, luego de ser nombrada -gracias al apoyo que le brindó Pedro Aguirre Cerda- directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas y reorganizarlo. 

La poetisa viajaba con otros docentes, entre ellos su amiga la escultora Laura Rodig, y el 12 de febrero se hizo una escala en Puerto Montt para descargar o cargar equipajes o para que aborden otros pasajeros. En ese lapso se daba permiso para que los pasajeros bajen a la ciudad y así lo hizo Gabriela Mistral y Laura Rodig.

La presencia de la ilustre escritora no pasó desapercibida para la prensa puertomontina, pues en la edición del 14 de febrero de 1918 el periódico “La Alianza Liberal” destacó el paso breve de Gabriela Mistral por la ciudad. El diario relató lo siguiente: “Por el transporte Chiloé pasó para el sur la señorita Lucila Godoy, más conocida por su nombre literario de Gabriela Mistral. Como se sabe la insigne poetisa va a hacerse cargo de la dirección del Liceo de Niñas de Punta Arenas y lleva la facultad de reorganizarlo”.

SUR, 1938

Veinte años después nos encontramos con una Gabriela Mistral de renombre mundial y que ya había disfrutado de su paso laboral y artístico en México, Italia, Francia, España y Portugal. Había dejado Chile en 1924 y 14 años después regresaba al país, deseosa de volver al Valle de Elqui, su natal Vicuña y para abrazar una vez más a su madre Petronila Alcayaga.

Partió desde Buenos Aires, donde lanzó con éxito su tercer y último libro “Tala” y llegó a San Carlos de Bariloche para cruzar la frontera por el paso de Pajaritos el 8 de mayo de 1938. La idea original era visitar Puerto Montt y Osorno y de ahí seguir hacia Chillán, pero de improviso cambia de idea y decide quedarse a alojar en Valdivia una semana y desde ahí moverse entre las otras ciudades. La poetisa se registra en el Hotel Schuster, actual edificio del Centro de Estudios Científicos, ubicado en calles Maipú con Yungay, y que destacaba por los seis balcones que poseía y por su estilo arquitectónico Art Nouveau que tanto se difundió después del famoso incendio de diciembre de 1909 que afectó el centro de Valdivia.

Pronto se corrió la voz por la ciudad: “¡Gabriela Mistral está en Valdivia!”. Fueron muchos los valdivianos que intentaron toparse con la escritora, de hecho una delegación de alumnas del Liceo de Niñas pudo entrevistarse con ella y algunas jóvenes leyeron los versos de la afamada poetisa y le regalaron un ramo de copihues.

La poetisa se alojó en el Hotel Schuster en 1938, actual Centro de Estudios Científicos. 

INSPIRACIÓN

Gabriela Mistral nuevamente visitó Puerto Montt y además Osorno y al parecer se maravilló ante la vista del volcán, a tal punto que posteriormente escribe el poema “Volcán Osorno”. He aquí un extracto:

“Volcán del Sur, gracia nuestra,

no te tuve y serás mío,

no me tenías y era tuya,

en el Valle donde he nacido.

 

Ahora caes a mis ojos,

ahora bañas mis sentidos,

y juego a hacerte la ronda,

foca blanca, viejo pingüino...”

El lago Llanquihue también fue fuente de inspiración para Gabriela Mistral, evidenciando lo mucho que disfrutó de su paisaje. Así inicia su poema “Lago Llanquihue”:

“Lago Llanquihue, agua india,

antiguo resplandor terrestre,

agua vieja y agua tierna,

bebida de vieja gente,

agua fija como el indio

y como él fría y ardiente

y en su pecho de marinero

tatuada de señales verdes”.

Gabriela Mistral (al centro y de gafas) plantando un canelo en la Plaza de Armas de Osorno en 1938.

De su visita a Osorno hay varios registros fotográficos, especialmente del momento en que plantó un canelo –árbol sagrado de los mapuches- en la Plaza de Armas de la ciudad, espacio donde posteriormente se levantó un busto en homenaje a ella. También tuvo un encuentro con alumnas del Liceo de Niñas de esa ciudad y fue invitada al Colegio Alemán de Osorno, acompañada de autoridades osorninas de la época.

En Valdivia, la noticia de su presencia es comentada por el diario “El Correo de Valdivia”. Le comenta a la prensa acerca de “Tala” su último libro y confidencia que donó sus derechos de autor en beneficio de los niños huérfanos de la Guerra Civil Española que estaba en boga por aquellos años. Dice “estar feliz de sentir de nuevo el aire de la patria chilena, de mirar una geografía y un paisaje inédito a mis ojos” y añade que “he acostumbrado en mi retina a recoger las bellezas más opuestas, la reverberación ardiente del sol en el desierto atacameño y la bruma amorotonada de los archipiélagos australes”.

Se cree que de su permanencia en Valdivia escribió el poema “Selva austral” que inicia así: 

“Algo se asoma y gestea

y de vago pasa a cierto,

un largo manchón de noche

que nos manda llamamientos

y forra el pie de los Andes

o en hija los va subiendo.

 

Por más que sea taimada,

la selva se va entreabriendo

y en rasgando su ceguera,

ya por nuestra la daremos”.

Tanto “Volcán Osorno”, “Lago Llanquihue” y “Selva austral” no están incluidos en ningún libro de Gabriela Mistral, salvo en antologías chilenas o revistas. La poetisa leyó los tres poemas por primera vez como textos inéditos el 24 de febrero de 1939 en el Palacio de la Unión Latinoamericana en Washington, Estados Unidos, durante la conferencia que dictó y denominó “Geografía humana de Chile”

Gabriela, una inmortal de nuestras letras y la cultura, que tuvo el privilegio de inspirarse en las bellezas de nuestro sur para retratarlas en prosa y de su propia mano. Un privilegio.

 

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